DIA CINCO viernes 2/4/10
Hace 28 años empezó la guerra de Malvinas. Yo nací un mes y veinte días después. Ya empezada la guerra desde adentro de mi mamá y yo a punto de salir: ¿estos anticuerpos rebeldes ya se estarían preparando en el año 82 para ser potenciales atacantes? Genética y destino. Potencialmente todo. Veintiocho años después mis anticuerpos me agreden por cuarta vez (¡Oh, no! los ingleses también se acercan de nuevo!)
Otra vez percibo la guerra interna. Hoy veo que mis labios están más rosas después de comer. Siento que los corticoides ganaron terreno en el campo de batalla. El prospecto de la Deltisona 40mg es infinito, doblefaz, plagado de acciones terapéuticas y daños colaterales. Dos pastillas con el desayuno. Está inhibiendo a mi sistema inmunológico para que deje de matar glóbulos y mientras lo inhibe claro, bajan las defensas. "Elige tu propia aventura" pero sin poder mirar la otra página (mirar la otra página, o sea no tomar los corticoides significaría morir). Sé que la semana que viene voy a estar rozagante (se va a cumplir la premisa del grupo de facebook que armó mi hermano). Ahora acepto a estos "bomberos Deltisona" que vienen a apagar el fuego. Pero no hay que olvidar que en Farenheit 451 los bomberos quemaban libros. No se puede vivir tapando villas miserias con murallas para que los invitados al mundial 78 no perciban que las cosas no van bien. Tenemos todos los secretos adentro, ¿por qué esperamos a los bomberos? ¿Por qué buscamos una salvación externa? Estar en una posición débil te hace transparente, pacífico, observador. Ayer a la noche en casa con mi compañero, mi hermano y unos amigos estuvimos hablando de política y por primera vez escuché más de lo que hablé. Lo mismo hoy a la tarde, hablando de religiones. Escuchar no está mal. ¿Por qué todo lo simple es tan difícil de entender? Lo básico, el amor: mi papá trayéndome películas de los Monthy Python para que me ría, mi mamá tomándose un avión a las corridas desde Madrid para verme, mi hermano invocando a los colores del mundo a través de más gente querida. Mi compañero que me saca una sonrisa cada vez que abro los ojos en el medio de la noche, mi hermano desde Madrid también presente. Llamados telefónicos. Todos mis amigos trayéndome cariño que veo arriba de la mesa en forma de chocolates y medialunas.
Buscando unos papeles en el bolso que uso siempre encontré una tableta de paracetamol casi vacía. Me dí cuenta de que en realidad no soy muy amiga de las pastillas. Pero esa caja casi vacía me hizo ver que los últimos días las estaba tomando, "para seguir". Me acordé que en realidad esta última semana me estaba levantando más débil y entonces me clavaba un paracetamol. Es tiempo de dejar de tapar, las aspirinas esconden no curan y la cura solo la vamos a encontrar trabajando mucho, sincerándonos con nosotros mismos y con todo nuestro alrededor.
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ResponderEliminarAy loliña, que me enteré que estás malita.
ResponderEliminarPónteme buena; te leeré para supervisar tu mejoría.
Te veo pronto.