DIA VEINTITRES martes 20/04/10
El hematocrito es el porcentaje del volumen de la sangre que ocupa la fracción de los glóbulos rojos. Los valores normales van de 36 a 45. Hace 3 semanas los míos estaban en 18. Hoy en 37. ¡Soy normal! El medico me palpó el bazo "Ya casi casi está en su tamaño normal". Cuánta normalidad por todas partes. Me siento muy bien, normal no, muy bien. Tengo que rehabilitar los músculos y ya podré bailar.
"No tenés historia clínica acá así que te tengo que hacer algunas preguntas". Me dijo el médico mientras yo entre paréntesis reproducía mentalmente una escena de hace un año y medio: Volvía de España después de haber pasado una temporada larga allá. Ordenando mi casa había encontrado una carpeta de unos 10 cm de grosor asfixiada de análisis y estudios desde mis 12 años. Me sentía tan bien y feliz que todas esas reminiscencias de enfermedad no me representaban para nada. Decreté que ya no tenía nada, que estaba perfecta, que mi sangre era normal. Llevé la carpeta al patio, rompí todo y armé una montaña. Prendí un encendedor y me quedé mirando cómo se consumía todo, le saqué fotos. Tuve que entrar corriendo a la cocina a buscar agua porque el fuego se empezó a desparramar por el viento. Barrí el carboncito y tiré la anemia a la basura.
Eso pensaba mientras el médico trataba de reconstruirme con preguntas. Me dijo que hasta ahora mis anemias habían sido por anticuerpos calientes, que era más normal (normalnormalnormal, ¿normal viene de norma?), pero esta vez aparecieron unos fríos y eso era raro. "Cuando estés con baja dosis de corticoides te voy a estudiar entera porque estos anticuerpos indican que hay algo más"
Tener que responder al médico me transportó un poco por mi historia. A los 12 años tuve la primera anemia. Me internaron y estuve varios días en terapia intensiva. Hace dos años me enteré que hubo un momento que me habían creído muerta. Hoy en la sala de espera abrí un libro de Antonio Prochia. Leí la primera frase: "Quien ha visto vaciarse todo, casi sabe de qué se llena todo."
Normal viene de norma, sí. Norma Pons y su hermana!
ResponderEliminarLoli, te recuerdo cachetuda en primer año y te leo tan grande que es OBVIO que estás aprendiendo bocha de todo esto. Sabia eres.
...agregaría a lo de Porchia lo que cantó Janis Joplin:
ResponderEliminar'es la libertad'
todo está por construirse.
todo empieza
en una molécula de hidrógeno.
somos versiones...
tenemos la libertad de crearlas...
todo pasa
ResponderEliminarpasa lo bueno...
pasa lo malo...
siempre
:)
slds.-
Lola, imagino tu sentimientos y puedo interpretar muy bien con tu escritura lo que pasa por tu cuerpo y lo que sentis! solo queria decirte que el Divino Nino Jesus, puede aliviarte un poquito ese dolor! es extremada mente milagroso, si quieres te doy su oracion. En mi vida solo El es mi alivio. lorena
ResponderEliminarHola Lola,
ResponderEliminarUn poco te entiendo. He sufrido varios episodios de Artritis Reumatoidea Juvenil y los corticoides es lo primero que recetan los médicos para esta enfermedad.
El primer episodio lo tuve desde los 18 hasta los 22, luego desapareció y me volvió a pasar desde los 24 a los 26. Ahora se me ha vuelto a manifestar esta enfermedad autoinmune pero de otra forma a través de uveitis y por supuesto cuando tengo los ojos como canicas rojas lo primero a tomar son corticoides para bajar la inflación y que no haya algún daño.
Lo que te puedo decir es que después de todos los episodios la enfermedad nunca me dejo secuelas porque hice rehabilitación hasta recuperar el normal movimiento de cada parte del cuerpo, además siempre traté de llevar una vida lo más normal posible (aunque siempre tenés tus limitaciones)y nunca deje que la enfermedad se transformará en una excusa para no hacer algo.
Hoy en día están saliendo drogas nuevas en cada momento.
Con respecto a los corticoides que feo es tener esa sensación de estar inflado por retener líquidos. He sentido muchas veces ese dolor en el pecho también. Y cuando los vas dejando es como que el cuerpo te los pide y sentís una sensación de malestar generalizado,
Fuerza que de todo se puede salir.
Saludos,
Guille